EL TARANLARERA
Ayer tarde vide a Joaquinita
y como era inocente y soltera,
ignoraba del taranlarera
los resortes del taranlará.
*
¿Estás sola? Le dije quedito.
Sí señor, que mi tía está fuera.
Pues si quieres que taranlarera,
jugaremos al taranlará.
*
¿A qué juego? Me dice asustada,
que no entiendo ni uno tan siquiera.
Es el juego de taranlarera
que se juega con taranlará.
*
Arriméla, por fin, una silla.
¡Que no quiero! Me dice severa.
Que mi tía taranlarera
me dice que esto taranlará.
*
Convencíla por fin con palabras
y rindióse como una cordera,
que en el juego de taranlarera
comenzamos el taranlará.
*
Y la niña jugaba el tal juego
cual la misma diosa de Citera,
arrastrando el taranlarera
en los casos del taranlará.
*
Acabamos por fin una mano
y la niña pidió placentera
y a la cuarta taranlarera
yo ya estaba sin taranlará.
*
Yo le dije: no tengo más cartas.
Y ella entonces me dice muy fiera:
Miren qué hombre de taranlarera.
que no tiene más taranlará.”